domingo, 21 de agosto de 2011

¡Qué vino a contarnos Benedicto!

Nada en relación con el mundo en que vivimos, nada en relación a un sistema de vida que se está mostrando agónico. ¡Y eso que podría haber sacado gran partido a esta situación! Quiero decir: que podría haber señalado las grandes contradicciones de la humanidad, haber aireado a los "cuatro vientos" todo el sufrir, todos los grandes problemas y retos a los que nos enfrentamos, pero parece que estos no son problemas de la Iglesia que él desea.
Y aún más, Benedicto se olvida de cualquier forma de religiosidad que no sea la católica en su versión más rancia, se olvida de los demás cristianos, del potencial de otras religiones y se olvida del mundo obrero y de tantos pensadores y escritores que también han puesto de manifiesto la encrucijada del hombre -no me importa escribir "encrucijada-; porque parece no manejar con comodidad toda esa problemática presente.
Creo que no se me han escapado muchas de sus palabras -que he intentado seguir estos días de su estancia en España con atención- , amén -tampoco me importa escribir esta palabra- de que son bastante repetitivas y machaconas; se nota su avanzada edad y la de quienes le asesoren, incluído Rouco, que parecería querer amarrar bien el triunfo de la venidera derecha, por la ignorancia de tantos votantes, ignorancia muchas veces querida -y eso que se jactan de sus universidades- de que la derecha no busca la justicia social y de que el pensamiento social se inscribe en otro lugar.
Tengo claro, y bien es sabido que no soy el único, que si Cristo volviera a venir volvería a señalar a estos como sepulcros blanqueados, tan pendientes de la palabra fe y tan de espaldas a la realidad social, alucinantes ante por ejemplo una ampolla con sangre de Juan Pablo II; y todos bien de espaldas al Concilio Vaticano II: se han olvidado casi por completo de él; sólo lo recuerdan para lo que les conviene, por ejemplo cambiar el interface a fin de conservar mejor las ovejas que les restan, que no son tantas como no podía ser de otra manera; en verdad que no son tan pocas, porque la ignorancia y la cerrazón es lo que están repartidas y no la fe; aunque claro, cuando cualquiera de estos le ve las orejas al lobo no tiene ningún remilgo en acudir a la sabiduría humana, a la científica y aun a la atea: rezan para no tomar decisiones políticas que salven o rediman a los hombres en miseria, pero cuando tienen que ser ellos los salvados se ponen en manos de los saberes del siglo; y ante la bolsa igual, rezan y rezan pero para nada se enfrentan a los poderosos; es más, funcionan mejor al lado de ellos: no están al lado del pobre; no son reflejo del Galileo.
A los que hemos estado en las filas de la Iglesia y además nos hemos formado en la filosofía humana no podéis engañarnos: sois sepulcros blanqueados, interesados, palabrería, vanidad de vanidad, discurso ramplón, titiriteros, boato casi esperpéntico, conservadores recalcitrantes del estatu quo, que además habéis ido perdiendo bastantes puntos en la dramatización; y si no perdéis más ovejas es porque la naturaleza humana como bien sabéis es muy débil: son muchos los que prefieren estar engañados antes de encarar con frialdad las cosas. Y ese encararlas con frialdad no debe hacerse para desesperar, sino para tomar mejores soluciones.
No, no se ha escuchado ninguna palabra que ayude a la resolución de los conflictos humanos como hubiera sido de desear: habéis callado como prostitutas, que cierran la boca en su caso a cambio de dinero: y en el vuestro quizá por el mismo cambio. No cabe duda que estáis enajenados, en tanto que no sois capaces de focalizar lo que tenéis delante, con una enajenación que vuestro maestro criticaría de serle posible. Para nada devolvéis aquella imagen de él que se derrama en tantos puntos del "evangeliario", palabra que ahora os gusta resaltar como si hubiérais descubierto América. No se os demanda que hagáis -si es que aquél ppudo hacerlos alguna vez- milagros, pero sí al menos que os pongáis al lado de los débiles, que insistáis en las bienaventuranzas, que respetéis más a los gentiles, que os solidaricéis en definitiva con los pobres, los desheredados, los que sufren: que luchéis efectivamente por construír un mundo mejor: que eso también es mandato del padre y no desde palabras vacías, recetas mágicas y el bla bla bla en el que tanto os gusta ampararos, entendiendo mejor el adagio incluso benedictino: a Dios rogando y con el mazo dando: pero no dando en el cráneo de los infieles, para quedaros vosotros solos con la mies, sino manchándoos, si es que eso es mancharse, del hombre.
¡Benedicto!, a mí tu venida me ha servido al menos para algo: para corroborar de lo que eres capaz, de bien poco, si no es para seguir sosteniendo la caduca figura del papa decimonónico.

sábado, 13 de agosto de 2011

¡Qué decir de la inminente visita de Ratzinger a España!

No son muchas las personas que no me caen muy allá. Es decir, que en general me llevo bien con el talante de la mayoría de mis congéneres. Pero Ratzinger es uno de "mis imposibles", que diría el otro. Actualmente no proceso la fe católica ni ninguna otra, vivo con mi cabeza intentando mantenerla despierta y analizandolo todo, todo lo que los hombres vamos produciendo, nuestros logros y frustraciones de siglos y puedo sobrellevar mi existencia, no porque así tenga más licencias, no por conveniencia placentera, sino por convencimiento de que mi actitud es la más auténtica, mi actitud y la de muchos: una actitud muy común en personas dedicadas al concienzudo discurso filo´sófico occidental por ejemplo.
Pero decía: intentando ver a la persona, más allá de lo que representa para unos cuantos millones de seres humanos, y sin poder ver su rostro, sólo guiándome por la voz, y por sus palabras, Ratzinger es uno de esos tipos que no me son simpáticos, taampoco digamos brutalmente insoportables; pero lo que sí soporto aún peor es la vehiculación de la creencia de estos millones de seres en una serie de gestos que rallan lo reprobable, primero porque la visita del tal Ratzinger va a suponer el desembolso de 50 millones de euros en estos tiempos de crisis y segundo por los mensajes tremendamente retrógrados que va a esparcir con total impunidad, manteniendo una parrilla de valores de lo más zafio en la historia de la Iglesia católica de los últimos cien años.
Sus predecesores desde Juan XXIII, fueron mucho más afables; y sobre todo este y aun los dos subsecuentes. Al menos intentaron abrirse a la realidad social de una manera decidida, quisieron hacer por un mundo mejor.
Pero Ratzinger en todo el tiempo que lleva enseñoreado de la Iglesia se ha limitado siempre a cuestiones dogmáticas y nunca se ha mojado en cuestiones terrenales.
¿Qué está aportando la Iglesia a este momento tan tremendamente penoso para prácticamente todo el orbe? Absolutamente nada; la última noticia que escuchaba en radio esta mañana era que la diócesis de Madrid ha habilitado a los sacerdotes para que puedan perdonar a las mujeres que han abortado hasta el día de hoy y así lo soliciten; no es una medida de las que con más urgencia esté necesitado nuestro mundo, entre otras cosas porque el catolicismo actual tiene una visión muy particular del aborto y lo abandera, pareciendo así muy humana, defensora de la vida y demás. Desde luego, las ovejas de este gran rebaño se inflaman pías con ese gesto; pero esto no basta para defender la vida. La visión particular que de la vida tiene la fe cristiana es muy sui generis y aún más recalcitrante la propia de la fe Católica, y más aún la fe católica tal y como tiende a presentarla este director de la congregación para la fe que lo fue durante tantos años.
No, no me dan buenas vibraciones con este apostolado totalmente desmochado y desconectado de la sufriente sociedad actual, que nunca se encara con los poderes fácticos, con los ricos, con la alta y no tan alta banca, con la manera de hacer las cosas del sistema, con los valores neoliberales: qué poco refleja el caminar de su maestro según está escrito de una u otra forma, sean esos textos más o menos históricos y fiables. Creo que la genuina Iglesia Católica está perdiendo unos años de oro para hacer un apostolado verdaeramente comprometido con el bien y con los pobres, como sí hacía en los 70, en Sudamérica, en tantas otras misiones, incluso en los barrios marginados de muchas ciudades modernas, o hablando con claridad en muchas homilías que podían al menos tener un valor de emancipación y crítico importantes.
Pero todo eso pasó y aquí y ahora estamos sólo atufados nuevamente de incienso y casi sólo de incienso, cuando no de connivencia con los que más machacan al género humano, pues quien calla otorga.

En la página del
Observatorio del laicismo
pueden encontrarse muchos datos sobre esta visita a España de Ratzinger, en Agosto de 2011 aportados
desde una postura láica que creo para nada debe dejarse a un lado.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Recital para el Servicio de apoyo y orientación profesional de la Universidad de Murcia


El 21 de Julio de 2011 ofrecí un pequeño recital de jazz, por encargo del Servicio de Asesoramiento y Orientación Personal de la Universidad de Murcia.,
que atiende igualmente a alumnos con diferentes discapacidades. Pensaron que mi quehacer podía interesar a un grupo de jóvenes de toda España, que han
superado las

Pruebas de Acceso a la Universidad y han venido a Murcia para una primera toma de contacto con el mundo universitario.
Entrevista en Campus Digital
Puedes escuchar practicamente íntegro este pequeño recital y las conversaciones que en él se originaron espontáneamente:
podía interesar a un grupo de jóvenes de toda España, que han superado las

Pruebas de Acceso a la Universidad y han venido a Murcia para una primera
toma de contacto con el mundo universitario.
Entrevista
en Campus Digital

Puedes escuchar practicamente íntegro este pequeño recital y las conversaciones que en él se originaron espontáneamente:

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