jueves, 31 de marzo de 2011

Un morro que se lo pisan

Son bastantes las empresas con "un morro que se lo pisan", como suelen decir los jovenes por España. Está bastante claro que el empresario sabe y debe saber cuidarse; y en ese cuidarse va implícito el no funcionar con criterios excesivamente píos ante sus trabajadores. Este diagnóstico de la relación capitalista trabajador está perfectamente estudiado en Carlos Marx, incluídos los efectos alienantes de la producción capitalista, sobre todo en la segunda mitad del XIX, teniendo en cuenta que la suavización de estas relaciones no se ha debido tanto a la generosidad empresarial cuanto al esfuerzo continuado del pensamiento social que tanto debe a Marx y donde tanto queda por hacer, aunque sea por medios pacíficos. Lo estamos viendo en la crisis actual: cómo se barre más para el empresario que para el trabajador, al que sólo interesa a veces mantener para que siga trabajando y consumiendo.
Pero lo que yo quería señalar aquí como algo quizá menos tenido en cuenta es cómo la empresa también lexiona con muchísima frecuencia los intereses de sus clientes, sean bancos, operadoras de telefonía, dispensadoras de energía, constructoras, por citar las que más alegremente se mueven en este sentido. Aquí la atención al cliente es nefasta; su superioridad a la hora de pactar totalmente descarada, su libertad para hacer y deshacer insultante. Sería necesario fortalecer las medidas para protección del cliente o del usuario y restringir esta libertad de movimientos y altanería que desgraciadamente muchos nos vemos obligados a padecer "con el rabo entre las patas", como se dice por acá. Tales empresas reducen por todos los medios costes, suprimen personal alegremente, sustituyen cabezas y extremidades humanas por computadoras, pero jamás reducen su precios u hacen ofertas siempre doblemente ventajosas para ellas, llenándose descaradamente los bolsillos un montón de consejeros y otros puestos aledaños.
Y la humanidad, sin conciencia ninguna de la cuestión, o alienada sin salir nunca a la calle, al menos a mostrar su desacuerdo; la inmensa mayoría alienada, con sus chismes electrónicos, o sucedáneos, sin reaccionar: que nos alargan la vida de una Central Nuclear vetusta, da igual: "de algo hay que morirse"; que me potrean con el servicio adsl: bueno, ya me lo arreglarán yentonces navegaré por internet hasta hartarme y olvidarme de lo desaprendsivos que son.
Uno a uno algo podemos hacer, pero unidos, si se comnvocan las pertinentes manifestaciones, seremos capaces de demostrarles que no estamos en babia, que somos una fuerza de peso, que se nos pueden ocurrir cosas y que podemos obligarles, con la redacción de oportunas leyes, a que no se olviden del interés de todos y restrinjan mucho más sus intereses particulares, que sólo gracias a nosotros pueden satisfacer.

martes, 22 de marzo de 2011

Secomplicaron las cosas en Libia

Cuando hace unas semanas decía en este lugar que los acontecimientos van muy deprisa y

apenas hay distancia para escribir cómodamente sobre ellos, en estos últimos años, creo no

iba desencaminado. Sobre el fondo constante de la crisis desde, más o menos, finales de

2007, aunque no se la explicitó en nuestro país hasta pasadas las elecciones de 2008 por un

gesto político que no honra mucho a Zapatero que digamos, sobre ese fondo persistente, más

persistente de lo que sería de desear, han surgido muchos acontecimientos destacables:

graves fenómenos naturales, evidencias de cambio climático, rebeliones populares en países

árabes, gravisimos problemas en Japón principalmente, en cuanto al común de la humanidad,

los referidos a la central nuclear de Fukusima, más rebeliones en países árabes.
El caso de Libia ha sido particular, en el sentido de que aquí el dictador que les

gobierna era al comienzo desplazado, pero posteriormente no ha dudado en machacar

militarmente a su pueblo hasta intentar nuevamente estar en una posición de superioridad. En

la Wikipedia hay un buen artículo sobre esta rebelion en Libia, fechado día a día desde el

15 de Febrero. Esta ya es una variante respecto de la misma cuestión en Túnez o Egipto. Pero

hay otra variante quizá más significativa: la de que los países capitalistas aparentemente

con la idea de defender valores democráticos o defender al pueblo llano de Libia se decide a

intervenir allá y entre ellos España.
Y entonces, aunque todos estamos de acuerdo en que Gadafi debe desaparecer del escenario

político, hay algo dentro que nos dice: ¿de nuevo unidos operando en aquella zona del norte

de África? Aunque no sean circunstancias iguales a las de Irak no puede negarse que surgen

algunas semejanzas. Por otra parte, somos muchos los que pensamos que hacemos de quijotes o

de salvadores -lo que puede estar bien- pero cuando nos conviene y sin embargo no ponemos el

mismo empeño en solucionar tantas situaciones injustas que están por detrás de la crisis,

originándola o siendo consecuencia de ella: no luchamos igualmente a brazo partido por las

personas que quedan sin trabajo o que deben de entregar sus casas cuando no pueden hacer

frente a su hipoteca. ¿Vamos!, que lanzamos la onda contra el gigante gadafi, mientras que a

otros gigantes damos bolsas enteras de oro. O incluso, que intentamos salvar al pueblo

cuando lo vemos oportuno, pero si nos interesa mantener una central nuclear más allá de su

fecha de caducidad pues la mantenemos, aunque peligre parte de ese pueblo que a veces tanto

parece preocuparnos.
Sin embargo: es cierto que bueno será que Gadafi deje ya en paz a los suyos, porque

perdió hace tiempo su legitimidad si alguna vez la tuvo, sobre todo, cuando para seguir ahí

ha sido capaz de guerrear contra su pueblo.
¡Desde luego! ¡qué lejos está, señor Leibnitz de ser estemundo el mejor de los mundos

posibles; parece que Voltaire, si pudiera opinar sobre este estado de cosas, lo tendría muy

claro de nuevo, para decir: de eso nada. Como no sea que a la vuelta de la esquina toda

nuestra experiencia acumulada nos permitatomar realmente conciencia y habilitar las

estrategias convenientes. Pero es triste comprobar que la mayoría de los hombres están fuera

de sí, enajenados, ocupados en su moralina en forma de pps, viviendo el instante, mirando a

la luna.

viernes, 18 de marzo de 2011

"¡Energía nuclear, energía nuclear!"

No suelo escuchar Onda Cero Radio, pero dado que la oferta radiofónica actual es casi denigrante, a excepción de RNE 2, 1, 3, hace unos diez días escuché unos minutos a Carlitos Herrera, su voz ampulosa y ese gesto seguro de quien sabe mucho aunque realmente haya tanto de fachada para mantener un caché. A esa hora, la franja que va de 5 a 6 de la mañana RNE 1 raya en lo insoportable, por muy jovial que se quiera presentar: es ese estilo ramplón del José Luis Torrente, un poco menos verde pero igual de insolente, que incluso se lleva peor, pues Torrente nos abre a lo inconsciente como un chiste largo, de hora y pico, mientras que al sujeto Tuñón se le escucha 3 horas casi diarias, el que lo haga.
El panorama de nuestra radio se completa con referencias sexuales bien a las claras, música de muy baja calidad y locutores que hablan desde el púlpito, marionetas de la comisión episcopal, siempre zafia y de espaldas a la realidad. Pues bien, ahí escuché a Carlitos Herrera, tan qerido de muchísimas amas de casa y bueno, de oyentes más o menos descafeinados y necesitados de alguna moralina no clerical pero bien cercana a la tradición; reconozco que por no serle muy devoto no puedo pintarlo mucho más, pero me esperaba alguna frase en el poco tiempo que estaba dispuesto a dedicarle, que me golpeara y no muy favorablemente. Y llegó; y perdonen que me refiera a ella con tanto preámbulo, pero lo creía necesario. La afirmación, hecha con rotundidad, como suelen hacer los que buscan prosélitos,decía más o menos: "¡este gobierno quiere resolver el tema de la energía con las alternativas; qué error: la solución es la nuclear; claro hombre...!", añadiendo, como suele ser costumbre de los que de mala gana aceptan los resultados de las urnas, algunos adjetivos sobre el candor de los políticos de izquierdas.
Y como a los dos o tres días llega el terrible terremoto, el sunami y la desestabilización de la central nuclear de Fukushima. Pero claro, es más fácil invocar que siga funcionando el estado de cosas vigente: que no beneficia al planeta en que vivimos; que no contenta sino como mucho a mil millones de seres humanos (pero somos siete mil) y de entre estos sobre todo a, vete a saber si llegarán a 20 millones, los que más partido sacan del mal funcionamiento de las cosas.
Los que así invocan a la energía nuclear se olvidan de que el Uranio tiene los años contados, como el petróleo; tampoco quieren admitir la viabilidad de otras fuentes de energía, que son limpias y además no se agotan; y esto ya no es ciencia ficción. Se olvidan de que, incluso sin accidentes, cosa que no parece posible al hombre) enterrar los materiales de desecho es muy complicado, arriesgado, costoso; complicado incluso buscarles emplazamiento: seguirán activos durante muchos siglos: inútiles para producir la energía que buscamos, pero dañinos en alto grado si no se les confina debidamente.
¿Qué intereses conducen pues a persistir en el uso del petróleo y del uranio? Nefastas previsiones y mengua en la cartera de unos pocos.

lunes, 7 de marzo de 2011

Gadafi nos hace volver a la opaca realidad

a la terca realidad, plagada de intereses de dictadores unas veces o de clases dominantes, del mundo de las finanzas, de lo embrollado de nuestras expresiones. Gadafi es ejemplo de que no es tan fácil conseguir una sociedad justa. ¿Pero es imposible?
Lo cierto es que su sanguinaria terquedad tira por tierra los anhelos algo ingenuos de mi post anterior.
Parece que somos bastantes los que no estamos de acuerdo con este mundo hecho a la medida de las finanzas, estrechado para sus intereses; mundo de la tremenda "ley del embudo", que supone aplastar con los argumentos de "dame todo" que luego yo te cedo "lo que me dé la gana.
Parece que somos muchos los que vamos captando que "nos la están dando con queso", cuando destrozan nuestro planeta, nos machacan con la publicidad que dice "sólo eres feliz si consumes", es necesario "abrocharse el cinturón" o pasar por el tema del despido p´racticamente libre; los que sospechamos que en el ansia de agotar los recursos de petróleo y proponer más energía nuclear hay como casi siempre deseos inconfesables; y sin embargo sólo nos faltaría pequeños pasos para ponernos de acuerdo y ponerlos en un brete, con acciones no sangrientas: porque las sangrientas son las de ellos desde hace más de medio siglo, pero acciones eficaces.
En fin, no es poco darse cuenta por ejemplo de que a algunos les interesa por ejemplo la crisis para superarla al precio que sea, que es el de no ceder nada de sus bolsillos para remediarla
En todo caso, yo sigo con mis deseos: que los hombres sepan descubrir que la diferencia entre ser de derechas o de izquierdas es la diferencia entre el interés particular y el interés general. Y que ese debe ser el rasero para saber cuando un político es un zorro y cuando mira por la humanidad: un político, un banquero, un empresario.
Y sigo deseoso, como casi todoso en el fondo, de que esta manera de hacer las cosas según el bien general acaezca, porque nosotros nos la trabajemos, claro, porque no va a venir de ninguna parte. Casi la tocábamos hace unos años, pero la crisis nos ha revelado, para no ser ingenuos, la terquedad de la realidad; cómo muchos navegan en dirección contraria e incluso desbaratan, cuando les hace falta, todo lo bueno conseguido durante los dos últimos siglos.

jueves, 3 de marzo de 2011

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