miércoles, 13 de diciembre de 2006

¡Y QUE SANTA Lucía LES CONSERVE LA VISTA!

Así rezaba una breve jaculatoria que recuerdo de mi paso por la Tuna del buen Colegio Mayor –aunque algo clasista- Cardenal Velluga murciano.. En efecto, en medio de la interpretación, perfecta como no podía ser menos, de alguna de las canciones de nuestro extesísimo repertorio, alguien, generalmente “el bandera” gracioso a tope según se exigía, lanzaba este deseo invocando a la santa a la que decapitaron por la lejana época de los mártires romanos.
El 13 de Diciembre, fecha genial para no supersticiosos, los ciegos seguimos honrando a la patrona, también de optalmólogos y ópticos; pero algunos ciegos también nos entristecemos, llegado este día, al contemplar que a veces sólo nos satisfacemos en mirar lo bueno hecho por nuestras instituciones, ocultando algunas flagrantes omisiones.
Sí, lo siento: he trocado el tono humorístico, desenfadado de las primeras líneas por otro osco que no cuadra mucho con el día, pero es un tema que me viene doliendo años, porque me escuece diariamente en cada cruce de esta maravillosa ciudad –aunque por culpa de Carlos I no tenga a veces toda la buena fama que se merece-; y en momentos muy determinados, cuando, como todos, necesito reponer mis mermados bolsillos:
Me refiero a lo poco que estamos haciendo por los semáforos de nuestra ciudad y por hacer accesibles nuestros cajeros automáticos: nos llenamos la boca de grandes logros, de mejores proyectos y a veces se nos escapan los asuntos más sencillos y bien importantes. Y todo por eludir responsabilidades, o porque –no creo que sea por virtud de la santa, que debe estar contemplando imperturbable a su amado Jesús-, vamos quedando, proporcionalmente, menos ciegos totales: lo cierto es que a veces cruzar en nuestra ciudad es una hazaña muy peligrosa y titánica, cuando hace años éramos pioneros, al sonorizar casi todos los semáforos principales; y sacar dinero queda relegado para el intrépido que no tenga más solución que arriesgarse ante la máquina, encomendándose, en mi caso a los dioses: yo llevo años prefieriéndolos a la santa y a todas las cohortes celestiales.
Escribo esto a sabiendas de que más de uno pensará: ya está el pesado este con sus dos temas preferidos: pues no me importa ser pesado: es decir, incluso, me gusta en esto ser pesado; o mejor, casi, necesito ser pesado: dentro de poco, por ejemplo, todos los cajeros puede que sean de pantalla táctil, y entonces ni los más intrépidos podremos hacerle escupir el bil metal, o papel, a esos monstruos de acero, aunque, bien mirado –y lo de mirado vaya por el día de la patrona- ya me estoy pensando el confeccionar alguna plantilla que llevarme para poder trastear en semejantes frías, desagradables, inaccesibles, convexas pantallas…
¿Y en cuanto a los semáforos? Pues si hay que bajarlos porque molestan al paisanaje, ¿no será mejor optar decididamente por su activación a distancia? ¡Nos va la vida en ello, chicos! Somos muchos para que la santa pueda tutelarnos uno a uno: ¿y los dioses? ¡Esos son unos tunos!

martes, 12 de diciembre de 2006

ARMAI-TP

Hasta ahora he sido reacio a escribir sobre este particular en este modestísimo lugar. Hablar del trastorno límite de la personalidad, y un poco a vuelapluma –sin links oportunos ni citas centrales de la cuestión- es casi imperdonable. Pero me empuja una novedad que se abre esperanzadora en Murcia aunque sepamos que no es de prudentes ilusionarse prematuramente.
Ha sido dada a conocer en la prensa Murciana

la constitución de esta asociación específica para jóvenes con este problema, que parece ser una emergencia muy de nuestro tiempo, como señalan algunos profesionales, siguiendo la forma de encauzar los “objetos” que surgen históricamente del pensador MICHEL FOUCAULT.
En efecto, parece un problema de nuestro tiempo, creado por nuestro tiempo y su diversidad de códigos, desaparición del papel preponderante por ejemplo de la religión, desmitificación del papel del padre, stress, competitividad, vacío, angustia, etc.: un problema este del tlp, tan profundo para quienes lo padecen: este trastorno que coloca a las personas entre la neurosis, tan habitual y la psicosis; los “borderlines”, esos sujetos superrebeldes, experimentadores, incansables “euforiones” que constantemente quieren iniciar el vuelo y constantemente caen al derretírseles las alas por la cercanía al sol y que en ese movimiento vertiginoso arrastran a todo lo que encuentran a su paso, sobre todo a su propia familia…
No les deseo esta experiencia de compartir vida con almas tan arrebatadas de vacío y angustia, aunque son encantadoras, por supuesto, porque en el fondo parecen devolvernos lo más genuíno del carácter humano, lo que todos en el fondo somos: “niños indómitos”.
Que podamos encontrarnos, citarnos, apretar codos, todos los que hemos sido tocados por este avatar es un consuelo inestimable. ¡Cómo no aplaudir la decisión de las primeras familias que se han decidido a caminar por esta senda de ARMAI-TP!, asociación de la región de Murcia para la ayuda e investigación del tpl. Así en el país tenemos ya varios centros nuerálgicos para estas las prácticas integradoras tan deseables: La Coruña, Málaga, Murcia, Zaragoza, Valladolid, Barcelona, … No se molesten los no citados, aunque pocos serán quines me lean.
Quieran los dioses –esos tan olvidadizos, tan ensimismados en sus propios anhelos- mirar con benevolencia este proyecto; y, para ser más prosaicos, pero sin perder la seriedad, quieran nuestros gobernantes comprender más la situación de tantos murcianos, españoles, europeos, tocados por el infortunio de tener que llenar de normas y sentidos el vagaje de quienes se comportan tan reacios a ello.